Domingo por la noche. Hablo a casa de mis padres. Contesta mi mamá.
Tras la plática ligera de una cosa y de otra, decide darme la noticia: mi tío, quien además era mi padrino, había muerto el sábado.
El sentimiento que tengo es muy extraño. Por un lado, me duele que una de las personas que más me quiso durante mi infancia, esté muerto hoy.
Por otro, me da tranquilidad que alguien que hizo sufrir tanto a mi mamá, ya no lo hará más pues está muerto hoy.
Por otro más, me destroza que mi mamá esté tan triste ante la muerte de su hermano.
La muerte es algo ante lo que no tengo respuesta alguna; no tengo frase clever que decir; no tengo argumento que quite el dolor.
No sé manejarla. Simplemente, no sé qué decir. No sé ni qué decirme a mí mismo.
Descansa pues, Padrino.
Mientras, aquí estaré: intentando definir cómo me siento...
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